Planeta Tierra - GIFMANIA

Historia geológica de la tierra

Caminando por el pasado.

Supereón: Precámbrico

Eón: Hádico,Arcaico,Proterozoico.

Era: Paleozoica

Periodo: Cambrico,Ordovícico,Sílurico,Devónico,Carbonífero y Pérmico.

Era: Mesozoica

Periodo: Triásico,Jurásico y Cretácico.

Era: Cenozoica

Periodo: Terciario,Cuartenario y Contemporania.

martes, 13 de junio de 2017

Adeopapposaurus



Es un género representado por una única especie de dinosaurio sauropodomorfo masospondílido, que vivió a principios del período Jurásico, entre 200 a 183 millones de años, desde el Hettangiense al Pliensbachiense, en lo que hoy es Sudamérica. Encontrado en la Formación Cañón del Colorado de la Provincia de San Juan, Argentina. Es muy similar a Massospondylus y en un principio se le consideró como dicha especie. Se conocen cuatro esqueletos parciales con dos cráneos. El primer ejemplar fue descubierto por el paleontólogo argentino Ricardo N. Martínez. El espécimen tipo, PVSJ568, incluye un cráneo y la mayor parte de un esqueleto hasta apenas más allá de las caderas. La forma de los huesos en el extremo de las mandíbulas superiores e inferiores sugiere que tuviera un pico de queratina. El fósil ahora llamado Adeopapposaurus, por su largo cuello, fue visto en un primer momento para representar un ejemplar sudamericano de Massospondylus, aunque éste no es el caso, Adeopapposaurus se clasifica como perteneciente a Massospondylidae. Adeopapposaurus fue descrito en 2009 por Ricardo N. Martínez. La especie tipo es A. mognai, en referencia de la localidad de Mogna donde ha sido encontrado.





Habita del adeopapposaurus





lunes, 12 de junio de 2017

El oído de las primeras ballenas era similar al de los animales terrestres


Las ballenas confían en un agudo sentido de la audición para su existencia submarina. Pero no todas tienen la misma capacidad auditiva. Las barbadas sintonizan los sonidos infrasónicos –a frecuencias demasiado bajas para que los humanos puedan oírlas– para comunicarse a largas distancias. Las dentadas hacen exactamente lo contrario, emiten frecuencias ultrasónicas demasiado altas para que los humanos las escuchen.
 
Investigadores del Instituto de las Ciencias Evolución de la Universidad de Montpellier (Francia) publican en la revista Current Biology evidencias fósiles de especies de ballenas protocétidas tempranas. Los restos de 45 millones de años se hallaron en depósitos marinos de Togo en África occidental e indican que esas diferencias en el oído surgieron después de que las ballenas evolucionaran en los animales totalmente acuáticos que conocemos hoy en día.
 
El trabajo se basa en descubrimientos sobre estas ballenas extintas que pasaban tiempo tanto en el agua como en la tierra y que parecen tener más audición que sus parientes terrestres como cerdos, hipopótamos y camellos.
 
"Encontramos que la cóclea de los protocétidos era distinta en las ballenas y delfines existentes, y que tenían capacidades auditivas cercanas a las de sus parientes terrestres", explica Maeva Orliac de la Universidad de Montpellier y coautora del estudio.
 
La falta de especialización en la audición de los protocétidos sugiere que las primeras ballenas no pudieron comunicarse a través de llamadas de larga distancia de la misma manera que lo hacen los cetáceos modernos del grupo de las ballenas y los delfines.

 
 
 
Los investigadores estudiaron el laberinto óseo, una cavidad hueca que habría alojado el órgano auditivo, en dos de estas especies de ballenas tempranas.
 
Los expertos utilizaron microtomografía computarizada para observar dentro de las estructuras internas de las rocas y los fósiles, de la misma manera que un escáner de rayos X hace posible ver los huesos dentro del cuerpo de una persona. Esas imágenes les permitieron analizar las cavidades internas del hueso petroso, que alberga los órganos de la audición y el equilibrio.
 
"Basándonos en las exploraciones proporcionadas por el escáner pudimos extraer un molde virtual de la cavidad hueca que solía contener el órgano auditivo cuando el animal estaba vivo", dice Orliac. "Este proceso fue largo y difícil –añade– debido a que esta cavidad estaba llena de sedimentos y parcialmente recristalizada, y porque el hueso petroso en los cetáceos es particularmente grueso y denso, lo que disminuye la calidad de imágenes e impide a veces analizarlas".

Sin embargo, las exploraciones apuntan a que la especialización de la audición infrasónica o ultrasónica, tal como se observa en las ballenas modernas, llegó más tarde, cuando las ballenas ya habían encontrado su camino de regreso al mar.

Los hallazgos destacan la importancia de estudiar estos primeros cetáceos para obtener una imagen precisa de la historia evolutiva de las ballenas. También sugiere que el pasado de las ballenas es más complicado de lo que se había descrito anteriormente, según los investigadores.

Orliac asegura que regresarán a Togo en diciembre para buscar especímenes adicionales de ballenas protocétidas. Hasta ahora han descrito dos de tres especies identificadas en Togo basadas en restos dentales y esperan encontrar un espécimen que les permita explorar el oído del tercero.





lunes, 5 de junio de 2017

Una "serpiente alada" fosilizada es de una especie hasta ahora desconocida

 
Un yacimiento paleontológico en el este de Tennessee, Estados Unidos, aporta pistas sobre una importante época de transición en la historia evolutiva de las serpientes. Entre las criaturas fosilizadas encontradas ahí, se halla una especie de serpiente que vivió hace 5 millones de años y que constituye una especie de la que no se tenía conocimiento previamente.
 
Este estudio, realizado por el equipo de Steven Jasinski, de la Universidad de Pensilvania en Estados Unidos, supuso muchas horas de examen detallado de cientos de fósiles de serpiente teñidos por un mineral oscuro. Al final, la mayor sorpresa fue el descubrimiento de vértebras que no coinciden con las de ninguna especie conocida de serpiente, viva o extinta. Los investigadores bautizaron a la especie, de un nuevo género, como Zilantophis schuberti.
 
Las serpientes no poseen patas, pero tienen un alto número de vértebras. Estos son a menudo los huesos que los paleontólogos utilizan para identificar las serpientes fósiles.
 
La Zilantophis llevaba unas proyecciones parecidas a alas a los lados de sus vértebras. En vida, probablemente eran puntos de unión para los músculos de la espalda. Este conjunto de rasgos es lo que inspiró el nombre del nuevo género, derivado de la Zilant, una serpiente alada de la mitología rusa.
 
La Zilantophis era una serpiente pequeña. Vivía probablemente en la hojarasca, quizás excavando un poco y comiendo pequeños peces o más posiblemente insectos. Era demasiado pequeña para poder comerse un roedor de tamaño normal.
 
 
 

viernes, 2 de junio de 2017

El antepasado de la ballena barbada se alimentaba por succión

Científicos del Real Instituto Belga de Ciencias Naturales han hallado en la cuenca del río Pisco (Perú) el fósil de una nueva especie de ballena que supondría el paso evolutivo entre las ballenas arcaicas, los basilosáuridos, y las ballenas barbadas (Mysticeti).
La gran diferencia se encuentra en la dentadura. Este espécimen tenía dientes y se alimentaba por succión. Perseguía y cazaba a sus presas, succionándolas en su gran boca, mientras que los basilosáuridos eran cazadores activos con bocas que servían para morder y atacar, similares a las orcas.
Los misticetos, sin embargo, se alimentan por filtración. En lugar de dientes tienen unas fibras de queratina llamadas comúnmente ‘barbas de ballena’. La ballena barbada se alimenta de pequeños animales marinos, como los camarones, que se quedan atrapados en esas ‘barbas’.
La nueva criatura vivió en el Eoceno tardío, hace unos 36,4 millones de años, según los investigadores. Teniendo en cuenta el ejemplar desenterrado, estos animales medirían unos 3,75 y 4 metros de largo. Por sus dientes, los paleontólogos lo han bautizado como Mystacodon selenensis (misticeto dentado), en el estudio que se publica esta semana en la revista Current Biology.
“Este hallazgo llena el gran vacío en la historia de este grupo animal, y da pistas sobre la ecología de los primeros misticetos”, explica el paleontólogo y coautor del estudio Olivier Lambert, del Real Instituto Belga de Ciencias Naturales.

Los científicos creen que el Mystacodon representa el paso intermedio entre la caza y la alimentación por filtración, y entre los antiguos basilosáuridos y los misticetos modernos.



jueves, 1 de junio de 2017

Identifican la especie de un embrión de dinosaurio hallado en los años 90

 
 
En el año 1990, un grupo de científicos halló los huevos fósiles y un embrión de dinosaurio en Henan (China) que se popularizó con el nombre de Baby Louie. Pero no ha sido hasta ahora que un equipo internacional de científicos de varias instituciones chinas, canadienses y eslovacas ha podido determinar a qué especie pertenecía. Se trata de un nuevo Oviraptor al que han denominado Beibeilong.

“Este oviraptorosaurio en particular habría sido un gigante en comparación con la mayoría de sus parientes más cercanos. Estos dinosaurios eran robustos y tenían un pico desdentado. Con frecuencia llevaban una cresta en la parte superior de la cabeza y la mayoría estarían probablemente cubiertos de plumas”, dice a Sinc Darla Zelenitsky, profesora de la Universidad de Calgary (Canadá) que formó parte del equipo de investigación que describió el fósil.




 
Los investigadores han publicado el hallazgo en la revista Nature Communications a partir de una serie de fósiles que en un principio habían sido exportados fuera del país. "Estos restos en particular estuvieron fuera de China más de 20 años y su regreso finalmente nos permitió estudiar adecuadamente el espécimen y nombrar una nueva especie de dinosaurio, Beibeilong sinensis o dragón bebé de China", dice Lü Junchang, paleontólogo en el Instituto de Geología de la Academia China de Ciencias Geológicas y coautor del estudio.

En la actualidad se encuentran custodiados por el Museo Geológico de Henan. "Los fósiles fueron originalmente recogidos por los agricultores en la provincia de Henan de China en 1993 y exportados de China a los EE UU. Los huevos y el embrión ganaron fama internacional cuando fueron presentados en un artículo de National Geographic en 1996, pero era imposible describirlos en una revista científica y nombrar la nueva especie hasta que los fósiles no fueran repatriados a China", apunta Philip Currie, profesor de investigación de la Universidad de Alberta (Canadá).

Según explica Zelenitsky, "los embriones de dinosaurios son extremadamente raros y su descubrimiento puede decirnos cómo crecieron y cambiaron los dinosaurios a través de su vida. Basándonos en el tamaño del huevo sabemos que los oviraptorosaurios gigantes crecían con bastante rapidez".

Los autores de este trabajo describen a la nueva especie gigante de oviraptorosaurios como el dinosaurio más grande conocido que se ha sentado en su nido y cuidó a sus crías. Los huevos tienen 45 centímetros de largo y pesan unos cinco kilogramos, lo que los convierte en uno de los huevos de dinosaurio más grandes jamás descubiertos. Se encontraron en una puesta en forma de anillo, que formaba parte de un nido que tenía entre unos dos y tres metros de diámetro, y que probablemente contenía dos docenas o más de huevos.


"Durante muchos años fue un misterio qué tipo de dinosaurio puso estos enormes huevos y creó los nidos. Fósiles de grandes terópodos, como los tiranosaurios, también se encuentran en las rocas de Henan y por ello algunas personas pensaron inicialmente que podían haber pertenecido a un Tiranosaurio”, añade Zelenitsky.

La investigación se centró en el estudio de los huesos de un embrión que murió al eclosionar de uno de los huevos. Aunque los huesos de los dinosaurios adultos no se conocen, probablemente alcanzaran los ocho metros de largo y las tres toneladas de masa corporal, al compararlos con parientes cercanos.

“Gracias a este fósil, ahora sabemos que estos huevos fueron colocados por un gigantesco oviraptorosaurio, un dinosaurio que se habría parecido mucho a una gran ave casuaria. Habría sido un espectáculo ver cómo un animal de tres toneladas estaba sentado en su huevada", concluye la científica.