En medio del bosque
tropical se encuentran las alejadas cuevas de Abanda en Gabón (África),
en una zona que bordea la laguna Fernan Vaz. Es aquí donde hace unos
diez años el médico Marco Marti, que ejerce en zonas de conflicto, y
Claude Werottes, agente forestal, vieron en su interior cocodrilos
enanos (Osteolaemus tetraspis), cuyo estado es vulnerable según la Lista
Roja de Especies Amenazadas.
“En realidad es muy raro encontrar a una población de una especie que utiliza las cuevas casi a tiempo completo", dice Shirley.
No fue hasta años más
tarde, en 2010, que se organizó una misión con el arqueólogo Richard
Oslily y el espeleólogo Olivier Testa, en busca de estos reptiles.
“Junto con Matthew Shirley, herpetólogo especializado en cocodrilos,
hemos podido explorar una decena de cuevas y extraer individuos, de los
que algunos de ellos exhibían colores de naranja vivo”, explica a Sinc
Testa, coautor de la investigación y miembro de la Asociación de Hombres
de las Cavernas (Francia) y de la Asociación francesa de Espeleología.
El estudio, publicado
en African Journal of Ecology, presenta la primera observación de estos
animales en un ecosistema cavernícola al que han llegado en busca de un
alimento diferente pero abundante: murciélagos y grillos de las cuevas.
Los cocodrilos del exterior depredan sobre todo crustáceos de agua dulce
e insectos, pero nunca presas trogloditas.
“En realidad es muy
raro encontrar a una población de una especie que utiliza las cuevas
casi a tiempo completo –aunque no se hayan convertido del todo en
especie cavernícola–“, declara a Sinc Shirley, de la Rare Species
Conservatory Foundation(EE UU) y autor principal del trabajo,
sorprendido por el color anaranjado que ha adoptado la piel de ciertos
ejemplares, probablemente debido al medio avinagrado y único en el que
viven.
Diferencias entre un ejemplar cavernícola con tonalidades naranjas (izquierda) y uno que habita en superficie (derecha).
Los científicos
liderados por Shirley analizaron el régimen alimentario de estos
individuos para evaluar su grado de aislamiento ecológico respecto a los
cocodrilos de la jungla. Los resultados demuestran que los cocodrilos
enanos jóvenes que viven en las cavernas presentan mejores condiciones
físicas que los otros, “aunque las diferencias no son estadísticamente
significativas para los adultos”, recalca el trabajo.
“Están más protegidos
de los cazadores, y la alimentación es abundante y fácil de capturar.
Además, la temperatura es constante y cálida”, subraya Testa
Los investigadores se
encontraron con dos tipos de cuevas: unas horizontales, en las que los
animales encuentran refugio y alimento, y de las que salen en periodos
de reproducción; y otras con entradas verticales, con accesos de 7 a 10
metros de caída de las que los cocodrilos parecen no poder salir.
"Pero es probable que
existan pasajes entre cuevas que no hemos podido encontrar, a los que
los cocodrilos sí tienen acceso bajo el agua o en el interior de las
cámaras. Son accesos demasiado pequeños para nosotros", recalca Shirley,
para quien las cámaras no permanecen selladas siempre. "La geología de
estas cuevas cambia en cada temporada de lluvias debido a la
sedimentación y la erosión", añade.
Estos primeros
resultados proporcionan una visión única sobre el uso de las cuevas por
parte de especies ligadas a un medio en superficie. “Esto nos ayuda a
entender la plasticidad ecológica de los cocodrilos enanos y permite
conocer los procesos evolutivos y ecológicos que se producen en estos
ecosistemas”, concluye Shirley
Fuente: medio ambiente
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